La realidad o identidad profunda
es común a todos los seres humanos.
Es aquello por lo que somos iguales.
La personalidad es aquello por lo que nos diferenciamos
unos de otros.
El desconocimiento de nuestra realidad profunda
o sea de aquello por lo que somos personas,
es la causa de nuestros mayores males.
Cuando esta realidad profunda es suplantada
y substituida por la personalidad o el "ego",
caemos en el "egoísmo".
Es decir, la defensa de lo periférico,
de lo secundario de nosotros,
enfrentándonos con todos los "egos" de los demás
y creándose así la rivalidad
y luchas constantes,
viendo siempre en los otros,
unos posibles o reales enemigos.
La conciencia del "yo" verdadero une,
armoniza y unifica
porque el yo verdadero es Amor.
Darío Lostado
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